Japón no escarmienta I
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El papel de la energía nuclear en Japón tiene que reducirse, su ubicación en el “anillo de fuego del Pacífico” lo exige, así lo siente su población. Los mitos sobre la seguridad de los reactores y las necesidades energéticas no pueden cambiar la realidad.
En su primer discurso político en octubre, Takaichi afirmó que no habrá una recuperación de Japón sin la reconstrucción de Fukushima. Destacó la importancia de la energía nuclear para la seguridad energética de Japón y promovió la pronta adopción de tecnologías nucleares avanzadas, incluida la fusión.
El gobierno hace oídos sordos a las advertencias de los frecuentes sismos que presagian una nueva catástrofe.
Japón ha desistido de su política de "reducir al máximo la dependencia de la energía nuclear". Desde el accidente de Fukushima en 2011, este objetivo se ha reafirmado en las tres revisiones previas al plan de 2022. El actual gobierno marca un claro cambio respecto a la postura cautelosa anterior.
Las obras de desmantelamiento de la central nuclear de Fukushima Daiichi siguen retrasadas, y no hay perspectivas de que se levanten por completo las órdenes de evacuación en la prefectura de Fukushima.
Esta incertidumbre en torno al accidente de Fukushima pone en duda la capacidad del gobierno para gestionar otra crisis nuclear.
En su nuevo plan gubernamental promueve activamente el uso eficaz del plutonio mediante el reprocesamiento del combustible nuclear gastado Japón prácticamente no posee combustibles fósiles, ni recursos de uranio.
Para aumentar su seguridad energética, el gobierno japonés está considerando fabricar combustible de óxido mixto (MOX), que consiste en extraer plutonio producido durante el uso de combustible de uranio importado y mezclarlo con uranio adicional, para su uso en sus reactores, sin advertir el agravamiento de la situación de sus residuos nucleares que surgirá sin duda de esta política.
En los casi 15 años transcurridos desde el accidente, la estructura energética y la sociedad japonesas han cambiado, y todo indica que la energía nuclear no puede simplemente reactivarse, a pesar de lo que afirma el gobierno.
El accidente hizo caer la participación de la energía nuclear en el suministro desde el 29 % al 5 %. El gobierno aspira a una participación del 20 % para el año fiscal 2040.
La energía renovable ha aumentado rápidamente desde el accidente de Fukushima, llenando parcialmente el vacío de los reactores apagados.
Las energías renovables seguirán dominando el mercado eléctrico, con una cuota objetivo del 40 al 50 % para 2040, más del doble que la energía nuclear.
Esta rápida expansión de las energías renovables ha sido posible gracias a la liberalización y descentralización integral del mercado eléctrico implementada por el gobierno desde 2016.
Estimular la producción de energía nuclear sin considerar las consecuencias que acarreará el aumento de la producción de residuos es una inconciencia que no solo Japón comete. En próxima nota veremos la situación de los combustibles gastados en el país.
Continúa...
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