Luján, la joven chubutense que estudia ingeniería aeroespacial y participa en proyectos vinculados a la NASA

Una película vista en la infancia marcó el rumbo de su vida. Luján Leal de Ibarra, joven oriunda de Comodoro Rivadavia, Chubut, tiene 22 años, estudia ingeniería aeroespacial en Estados Unidos y hoy participa en proyectos de investigación asociados a la NASA, mientras se prepara para recibirse y proyecta un futuro ligado al espacio.

La escena quedó grabada para siempre. En la televisión, Tom Hanks pronunciaba la frase “Houston, tenemos un problema” en la película Apolo 13. Fue su hermano Juan quien la invitó a verla. Luján tenía apenas ocho años. La historia de esos astronautas que quedaron al borde del desastre rumbo a la Luna la impactó de inmediato.

“Sentí una especie de miedo y a la vez, me gustaba ver que estaban en medio de ese problema, de ese fallo total de la misión, y que podían resolverlo. Era muy chica, nunca había pensado que se podía tener un problema camino a la Luna, y mucho menos había pensado que ese problema podía solucionarse un poco desde nuestro planeta y otro poco desde la nave espacial. Y que todo eso podía llamar la atención de tantas miles de personas a lo largo de todo el mundo. Creo que todo eso junto me cautivó”, contó Luján en diálogo con Infobae desde San Juan, donde pasa las fiestas con su familia.

Luján nació y se crió en Comodoro Rivadavia, donde aún viven sus padres y su hermano menor. Hace tres años se mudó a Boulder, Colorado, a unos 11.000 kilómetros de su ciudad natal. Allí cursa los últimos meses de la carrera de ingeniería aeroespacial y ya piensa en su próximo desafío académico.

“En mayo me recibo, estoy transitando el último año de la carrera”, explicó. Al momento de elegir qué estudiar, se encontró con una limitación en Argentina. “Hay astronomía, ingeniería aeronáutica, en algún momento hubo ingeniería aeroespacial pero se cerró porque había muy pocos estudiantes. Así que les dije que tenía que ser afuera del país”.

Aplicó a nueve universidades de Estados Unidos y fue aceptada en tres. Finalmente eligió la Universidad de Boulder, donde obtuvo una beca de una fundación privada argentina que cubre los costos de la carrera y el alojamiento. “Además, para alguien de la Patagonia como yo, es ideal porque está muy cerca de muchos centros de esquí”, describió sobre la ciudad.

Su interés por el espacio también se nutrió de otras experiencias. Los trabajos escolares de sus hermanos mayores, en especial uno sobre Valentina Tereshkova, la primera mujer en viajar al espacio, y un telescopio que recibió a los 14 años fueron determinantes. “Eso fue determinante porque me obsesioné con ir a la Luna y al espacio”, recordó.

En Colorado, Luján no solo cursa ingeniería aeroespacial: también obtuvo la licencia de piloto privado, un requisito clave para quienes aspiran a misiones espaciales. “La ingeniería aeroespacial se ocupa de aviones y de cohetes, que es la parte que más me interesa. Los aviones no me atraen tanto, pero terminé haciendo el curso de piloto privado porque es un requisito fundamental para formar parte de una misión espacial”.

Su gran sueño es llegar a la Estación Espacial Internacional. “Me gustaría estar flotando o arreglando la Estación”, dijo. También sueña con la Luna, aunque descarta Marte: “Ir a Marte no tanto, es un viaje larguísimo y es muy difícil que vuelvas”.

Luján conoce las dificultades para ingresar a la NASA o a empresas como Space X, ya que se requiere ciudadanía estadounidense. Otra posibilidad sería participar representando a la Argentina con aval de la CONAE, aunque reconoce que los costos son muy elevados. “Pero allí tenés que pagar vos por la misión, y es un monto exorbitante que puede alcanzar los 50 millones de dólares o más”.

Mientras tanto, se prepara. Ya sabe cómo es el entrenamiento para una misión espacial, desde la adaptación a la microgravedad hasta la preparación física y técnica. “El entrenamiento para la misión específica dura entre un año y un año y medio”, explicó.

En agosto comenzará un posgrado en Estados Unidos, probablemente con la misma beca. Le interesa especializarse en bioastronáutica. “Lo que más me gustaría es especializarme en bioastronáutica, que estudia la vida de los humanos en el espacio”, detalló.

Durante su carrera eligió profundizar en astrofísica. “En caso de no poder concretar el sueño de ir al espacio, me encantaría investigar en el área de astrofísica”, señaló, y también manifestó su interés por el diseño de cohetes.

Actualmente, a través de la universidad, trabaja en el programa Space Grant, un consorcio espacial de Colorado vinculado a la NASA. “Es una especie de pasantía que ofrece el consorcio que depende de la NASA. Ahora mismo trabajamos en un pequeño satélite y tenemos la idea de lanzarlo como prueba el año que viene. Sirve para detectar basura espacial y advertir a otros satélites para que se muevan si esa basura puede dañarlos”, explicó.

Antes, en Argentina, también participó en un proyecto de INVAP vinculado a materiales para blindaje contra radiación espacial.

A pesar de la distancia, mantiene el vínculo con su país y su cultura. “Allá no existe la sobremesa y todo está abierto los domingos: está todo pensado en términos de eficiencia y productividad. Extraño nuestra manera de estar con otros, nuestro lado más humano”, contó.

Sobre lo que más la atrae del espacio, no duda: “Todo sería extraordinario, pero la idea de ver nuestro planeta desde su exterior me parece increíble”. Y agrega una imagen que la sigue emocionando desde la infancia: “Cada vez que veo los videos de los astronautas que llegaron a la Luna me emociona ver que parecen niños, saltando, jugando, agarrando piedras, buscando cosas”.

Desde Chubut al espacio, el camino de Luján comenzó frente a un televisor y hoy la encuentra trabajando en proyectos científicos que la acercan, paso a paso, a su sueño.