Cuando la ley se acata pero no se cumple
Aquella, que era un hecho alternativo, aplicado por los conquistadores de la América española y también por sus herederos, estaba en colisión con las normas de la Corona que establecía que el derecho de conquista era precisamente de ésta.
Con alguna semejanza, los hechos no son nunca iguales, hoy Cataluña se levanta contra la Constitución Española y, en la Argentina y algunas de sus provincias, la demostración de la corrupción, actuación de la Justicia aparte, revela que se está en contra del Estado de Derecho en una democracia constitucional. La corrupción contra el Estado de Derecho.
Aún si observamos el dictado de las leyes, por ejemplo en nuestra legislatura, podemos apreciar como simplemente se las niega no cumpliendo con ninguna de sus estipulaciones y aún en cuestiones fundamentales y más allá de los compromisos asumidos. Observemos por ejemplo los códigos procesales en la actuación de la Justicia; la normativa sobre la pesca, que se viola permanentemente sin que nadie observe nada; la normativa sobre las Cooperativas, que se intentan aplicar según sea la negociación política previa que se hubiera efectuado y los intereses en juego; las normativas de los sindicatos sobre el derecho de huelga, ni que hablar del procedimiento administrativo y muchísimas más. Pero para ponerle una cereza al postre ¿porqué no miramos la ley de Etica Pública que abarca a todos los poderes del Estado? En definitiva, nada. Eso sí, se acata pero no se cumple, igual que hace más o menos quinientos años.
¿Hemos retrocedido? Yo creo que sí, porque en la actual condición de la democracia se dá más importancia a la cuestión individual y a las relaciones interpersonales que al conjunto, que a la igualdad de los ciudadanos frente a la ley y a la función pública como actividad destinada a la comunidad para mejorar el estado de vida de la gente en su totalidad. De otra forma no se podría entender el misterio que existe sobre ciertos temas. Nunca pudimos saber las relaciones institucionales en la actividad petrolera y en que beneficiaban a la provincia ciertas concesiones generosamente extendidas. Tampoco pudimos saber que función podía cumplir un representante de los sindicatos petroleros en Petrominera, desde donde se anunciaban consecuencias apocalípticas. Tampoco en su momento que tenía que hacer esta empresa en el Proyecto Ingentis, a todas luces un proyecto defraudatorio a las arcas del Estado, sin explicación alguna. Hoy nos encontramos con chinos que vienen y van supuestamente por el proyecto de la meseta intermedia, pero el Gobernador nos dice que hay que tener prudencia porque lo único cierto sobre los chinos es que están preparados para poner supermercados. Lo extraño es que hace poco tiempo se hablaba de la pronta existencia de más de 7.000 empleos directos y de la cantidad de agua que se derivaría sobre la hoy meseta árida. ¿En qué quedamos? ¿Por qué no nos explican, como corresponde, cuál es el proyecto ejecutivo? ¿Es un tema tan secreto para no saber dónde estaría volcada la inversión de 300 millones de dólares? o si ¿es seria la idea de la construcción de un dique compensador?.
La conclusión debería ser que el Estado de Derecho tendría que erradicar la corrupción, que la ley se acata y se cumple y que los actos de gobierno tienen que tener transparencia para que todos podamos participar, aún con la mera limitación de nuestro conocimiento.
La Provincia necesita inversiones y lo que menos importa en éstas es el color que puedan tener. También que no van a existir inversiones que no tengan asegurada su renta y eso es muy lógico en un sistema capitalista del que formamos parte. Pero la información debe ser veraz porque si no estaremos frente a leyes que favorecerán sólo a algunos amigos del poder dejando en el olvido actividades de gran envergadura que podrían poner nuevamente en valor a nuestra provincia potencialmente rica. Y no digo rica, porque la transformación en riqueza es parte de la creación humana. Porque la riqueza requiere un proceso de elaboración, de inversión, de capacitación y de trabajo que precisamente la pone en valor. Porque la riqueza requiere de estadistas y no de dirigentes que solamente lloran sobre la leche derramada por ellos mismos y que nunca pensaron en el bienestar común sino en sólo cultivar una quinta, para beneficios del conquistador y sus herederos, sin entender que el derecho de conquista estaba depositado en todos aquellos que habitamos nuestro territorio nacional.
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