Nayla Sepúlveda: "Mi sueño es seguir sumando experiencias como jineta"

Las mujeres camperas cada vez son más visibles en los ruedos de jineteadas y en un rincón de la Patagonia, Ingeniero Jacobacci, pueblo de Río Negro que limita con la provincia de Chubut, una joven de 19 años sorprende por sus destrezas con caballos, sus montas y su amor por los mismos. Es invitada a las fiestas gauchas para brindar espectáculos de monta especial, porque no se ven muchas mujeres jineteando.

"Mi sueño es seguir sumando experiencias como mujer jineta", dijo Nayla a EL CHUBUT.

(N de R: ojalá la "e" de la palabra no sea reclamada por el machismo).

AMANSANDO

Nayla contó sobre su amor por los caballos, estudia y "trato de equilibrar mis estudios con mi amor por los caballos. A veces es complicado encontrar tiempo para ambas cosas, pero cada momento que paso con los caballos es valioso y me recarga las energías. Desde pequeña he tenido una conexión especial con los caballos. Son mucho más que animales para mi, son compañeros y amigos", dijo, indicando que le encanta trabajar con los equinos, ya que sabe amansarlos y lo más importante, disfrutar su compañía.

El amor por los caballos se lo debe a su abuelo, Alejo Sepúlveda,  quien ha sido una gran inspiración para ella porque "desde niña, escuchaba sus historias sobre caballos y cómo se relacionaba con ellos. El tenía una forma única de entender a estos animales, su amor por los caballos y conocimiento sobre ellos me motivaron a tener esta hermosa pasión; sus historias despertaron en mí un deseo profundo de seguir sus pasos".

De su abuelo aprendió que "la equitación no se trata sólo de montar, sino que es un arte que implica conocer y respetar al caballo".

Para Nayla, montar "es una experiencia mágica. Cada vez que subo a uno siento que todo lo demás desaparece y solo existimos nosotros dos".

DIA DE LA MUJER

Recordó que hace dos años, decidió participar de su primera monta especial "para representar a la mujer en su Día. Recuerdo que estaba muy ansiosa y nerviosa por que era algo nuevo para mi, pero el apoyo incondicional de mi mamá y mi papá fueron fundamentales. Mi papá siempre ha estado a mi lado en cada desafío, y mi mamá también me da mucha confianza en ese momento. Recuerdo la adrenalina corriendo por mis venas mientras montaba al reservado", recordó.

Otras montas recordadas por la joven fueron donde "participé en un ruedo donde todos eran jinetes y yo era la única mujer".

Desde entonces "he participado en las invitaciones que me han dado en montas especiales y realmente espero seguir recibiendo invitaciones para poder demostrar que las mujeres también tenemos la capacidad y valentía de poder montar un reservado.  Mi sueño es poder seguir sumando experiencias en este ámbito de ser jineta.  
"Mi historia es un recordatorio de que siempre debemos seguir nuestras pasiones y nunca tener miedo de perseguir nuestros sueños, el legado de mi abuelo vive dentro de mi cada vez que monto o comparto mi amor por los caballos con otros", señaló Nayla.