Un sueño trunco que germinó en las viñas de Trevelin
por REDACCIÓN CHUBUT 02/01/2025 - 12.12.hs
Federico Ferrarini, sommelier rosarino de 37 años, vio en la Patagonia la tierra prometida para un proyecto único, tras una travesía que nunca llegó a destino. Lo que comenzó como un sueño frustrado de recorrer 15.000 kilómetros de Ushuaia a Alaska, terminó por convertirse en el puntapié inicial de un ambicioso emprendimiento vitivinícola en el mágico pueblo de Trevelin.
Con un motorhome que le llevó 10 años acondicionar, Federico y su pareja, Caro, iniciaron en 2019 un viaje de exploración que fue interrumpido por la pandemia en el Parque Nacional Los Alerces. Obligados a regresar a Rosario, esa pausa forzada le permitió redirigir sus energías hacia un nuevo sueño. “Sabía que no iba a encajar de nuevo en Rosario. La Patagonia siempre me había llamado, pero nunca imaginé que Trevelin sería mi destino final”, reflexiona Federico.
El encuentro con Viñas del Nant y Fall, pioneras del vino en Trevelin, fue revelador. Inspirado por la historia del marplatense Sergio Rodríguez y su familia, Ferrarini escribió su propio proyecto, convenciendo a 15 amigos de diferentes etapas de su vida para sumarse al desafío.
Un sueño compartido
El grupo comenzó con la apertura de Arbo, un wine bar y café en la plaza principal de Trevelin, y luego Morchella, una pizzería que combina diseño único y masa madre. Pero el corazón del proyecto es el viñedo: diez hectáreas rodeadas de árboles centenarios, de las cuales dos ya están plantadas con nueve variedades de uvas. “Cada planta tiene nombre y apellido. Queremos hacer una vitivinicultura de precisión, con certificación orgánica y huella de carbono neutral”, explica Federico, anticipando una producción anual de hasta 12.000 botellas.
El restaurante del complejo, aun en construcción, promete ser un espacio de alta gastronomía, con cavas subterráneas para vinos, quesos y jamones. A futuro, planean desarrollar cabañas de lujo inmersas en el bosque, consolidando un destino de enoturismo único en la región.
Inspiración en la naturaleza
El predio no solo ofrece vistas privilegiadas de Trevelin y los picos chilenos, sino también un entorno en armonía con el bosque nativo. Federico destaca el valor del liquen, un indicador de la pureza del aire que también alimenta su visión de un vino que respire la esencia del lugar.
“Siempre admiré a aventureros como Yvon Chouinard y Doug Tompkins. Su forma de conectar con la naturaleza me inspiró desde joven. Por eso, la sociedad que formé con mis amigos lleva el nombre de ‘180º Sur’, como el documental que me motivó a dar este giro en mi vida”, comparte el sommelier.
Hoy, mientras las vides crecen firmes en suelo patagónico, Federico y sus amigos construyen más que un emprendimiento; están creando un legado. Ese viaje truncado desde Ushuaia a Alaska se convirtió en el inicio de algo más profundo y duradero.
Fuente: La Nación.
Últimas noticias
Más Noticias