Las bombas atómicas se produjeron para matar enemigos
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Sin embargo, más de 40 mil norteamericanos fallecieron o quedaron muy afectados por la radiactividad. Hasta julio de 2024, la Ley de Compensación por Exposición a la Radiación (RECA) de Estados Unidos aprobó 41.900 reclamaciones, de personas afectadas por pruebas nucleares atmosféricas y actividades relacionadas con la minería de uranio.
Distribución de las compensaciones por categoría:
- Personas que vivían en áreas expuestas a la radiación: 26.863 reclamaciones aprobadas.
- Trabajadores presentes en pruebas nucleares: 5.665 reclamaciones aprobadas.
- Mineros de uranio: 6.996 reclamaciones aprobadas.
- Molineros de uranio: 1.956 reclamaciones aprobadas.
- Transportistas de mineral: 420 reclamaciones aprobadas.
Aunque el programa expiró en junio de 2024, aún existen más de 1.000 reclamaciones pendientes de resolución. Actualmente, hay propuestas en el Congreso para extender y ampliar RECA, incluyendo la cobertura de nuevas regiones y condiciones de salud
A estas cifras hay que agregarle la de quienes reclamaron y no les fue aprobada la petición, dado que el gobierno siempre se mostró reticente a pagar, también están quienes no reclamaron por desconocimiento de su derecho u otras razones, y la de los familiares de los nativos que fallecieron sin enterarse que su muerte se debía a los efectos de la radiactividad.
Quince segundos antes de las 5.30 de la mañana del 16 de julio de 1945, sobre un área del desierto de Nuevo México Estados Unidos detonó Trinity, la primera prueba de un arma nuclear, previa al ataque a Japón.
Vencido Japón y terminada la Segunda Guerra Mundial, se inició la Guerra Fría entre Occidente y el área de dominio soviético. Estados Unidos consideró necesario continuar el desarrollo de la Energía Nuclear, coincidieron también Francia, Reino Unido, por supuesto la URSS y otros países.
Durante la Guerra Fría, Estados Unidos realizó pruebas nucleares detonando más de mil bombas. La mayoría de las primeras se realizaron en el Nevada Test Site, en las llanuras de Yucca, en el desierto de Nevada y luego en otros diez lugares como las islas Marshall, Alaska, Colorado, Misisipi, Nuevo México, etc.
En 1954, 9 años después de la bomba Trinity, se filmaría la película “El Conquistador de Mongolia” para la cual Oscar Millard, el autor del guion consiguió que el cineasta y aviador Howard Hughes, aceptara realizar la inversión de unos seis millones de dólares, para convertirlo en uno de los filmes más caros de la historia.
Si bien la intención inicial era rodar en los paisajes de Mongolia, en plena Guerra Fría eran parajes prohibidos para los estadounidenses.
Se resolvió entonces filmarla en un desierto de Estados Unidos. El equipo de rodaje se alojó en la localidad de St. George, a 200 kms. de Nevada Test Site, el sitio de las detonaciones.
En los cuatro años anteriores al inicio del rodaje, 31 explosiones nucleares se produjeron en la zona. La última prueba, un año antes, el 4 de junio de 1953. Los vientos de altitud en esa zona eran y son fuertes y predominantemente en dirección este, por lo que las nubes radioactivas, que provocaban las detonaciones, fueron arrastradas más allá de la frontera con Utah para generar fuertes lluvias radioactivas en el desierto de Escalante, donde se rodaría la película.
Había altos niveles de radioactividad en la zona, pero por entonces los efectos de la radiación eran bastante desconocidos y se ignoraba cuan dañina era la radiactividad.
Los que alertaban sobre sus peligros eran acusados de alarmistas. Lo cierto es que la radiación era tan potente, que durante las noches el polvo del desierto contaminado, brillaba con un color rojizo.
El primero en fallecer producto de la radiación fue el compositor de la música, Victor Young, que ocho meses después del estreno murió a causa de un tumor cerebral.
El director Dick Powell le seguiría en 1963 falleciendo debido a un linfoma. Seis meses después los médicos le encontraron a Pedro Armendáriz un cáncer en el riñón. Sabiéndose terminal, el actor se suicidó de un disparo en el pecho. Agnes Moorehead moriría en 1974 de cáncer de pulmón.
Por supuesto los dos primeros artistas de la película también sufrieron sus efectos. Los médicos le diagnosticaron a Susan Hayward cáncer cerebral. La actriz luchó con uñas y dientes contra la enfermedad. Las sesiones de quimioterapia le hicieron perder su famosa melena pelirroja. Murió el 14 de marzo de 1975 a los 57 años de edad.
Cuatro años después le seguía el principal protagonista, John Wayne de un cáncer de estómago. El actor John Hoyt moriría también víctima de esa enfermedad. Esos solo son los casos más visibles porque hubo muchísimos más.
De las más de 200 personas entre actores y técnicos que rodaron en el desierto, 91 contrajeron cáncer y murieron a lo largo de las tres décadas siguientes. A esa estadística hay que agregarle los extras que sumaban más de mil, en su mayoría indios de la zona, entre los cuales las muertes fueron también numerosas, aunque no se sabe cuántos.
La Casa Blanca entonces negó que las muertes estuviesen relacionadas con la absorción de partículas radiactivas procedentes de las bombas nucleares. Ya nadie duda de la influencia de las pruebas atómicas sobre la salud del equipo del rodaje y sobre la población de Utah.
Hasta hoy, a más de 80 años del inicio de la era nuclear, no apareció técnica alguna que neutralice la radiación.
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