Carta del Lector

Los pequeños reactores modulares no salvarán la energía nuclear I

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Los pequeños reactores modulares (SMR) son el último sueño brillante de la industria nuclear. Son más esperanza que estrategia. Los SMR solo existen en la imaginación de la industria nuclear y sus partidarios. Solo se pueden encontrar en diapositivas de PowerPoint. Por eso, el consultor nuclear parisino, Mycle Schneider, los denominó "reactores de PowerPoint". No existen planos de ingeniería, ni planos, ni prototipos funcionales. 

Argentina prácticamente ya abandonó el CAREM, después de haber invertido más de 600 millones de dólares. La única empresa de Estados Unidos con un SMR aprobado por el Depto. de Energía, Nu-Scale en noviembre de 2023, canceló su proyecto.

 

Reactor argentino SMR CAREM. De la imagen no parece pequeño ni modular.

INVAP logró la aprobación de una patente estadounidense para el diseño conceptual del reactor ACR-300 reactor de agua presurizada compacto, que fue solicitado originalmente en 2018 y otorgado en agosto de 2024. Su diseño está todavía en una etapa muy preliminar de desarrollo y no en construcción física.  

 

INVAP no comenta públicamente el estado de desarrollo. Se deduce que todavía no hay un diseño para ingeniería detallada o prototipo. No hay inicio de licenciamiento nuclear, ni trámites ante autoridades regulatorias como la Nuclear Regulatory Commission (EE.UU.) o la Autoridad Regulatoria Nuclear en Argentina.

 

Aspecto que tendría el ACR 300 de INVAP.

En la práctica, el proyecto todavía no ha entrado ni siquiera en fases tempranas de ingeniería detallada, análisis de seguridad, ni planificación de obra. La progresión a etapas más avanzadas dependerá de asociaciones, financiamiento y decisiones regulatorias que aún no se han anunciado formalmente.

 

La esperanza es eterna y la idea es construir reactores de fisión atómica avanzados, pequeños y modulares, pero todavía en estado imaginario.

 

La parte "pequeña" se refiere a su menor producción y tamaño, mientras que "modular" significa que están diseñados para construirse en fábricas, enviarse a las instalaciones e instalarse según sea necesario, lo que supuestamente los hace más económicos y rápidos de implementar que los reactores tradicionales. En teoría, se podrían añadir módulos con el tiempo para aumentar la producción, como si se ensamblaran bloques de Lego.

 

Pero no nos dejemos engañar por la palabra "pequeño". Incluso un solo SMR de 300 MW es una gigantesca máquina industrial altamente radiactiva, capaz de abastecer una ciudad de tamaño mediano y contener un inventario radiactivo mucho mayor que las bombas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki. 

 

La etiqueta de "pequeño" solo es relativa a los gigantes del siglo pasado. En la práctica, un reactor "pequeño" conlleva todos los grandes problemas de un reactor convencional: combustible radiactivo peligroso, para cuya fabricación se emitieron importantes cantidades de gases de efecto invernadero, sistemas de seguridad complejos y el riesgo de fallos catastróficos o sabotaje. Lo único verdaderamente pequeño de los SMR es su incapacidad para beneficiarse de las economías de escala que, en teoría, se suponía que harían asequibles los grandes reactores, pero que nunca lo hicieron. (Fuente Arnie Gundersen)

 

Continúa...

 

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